Una vez, sin que te dieras cuenta, mientras dormías, te arranqué un pelo de la cabeza y me lo guardé. Después lo hilvané en mi costado y allí permaneció durante cuarenta días, tu pelo se nutria de mi y yo de él, en una relación simbiótica perfecta.
Trascurrido el tiempo necesario deshice el hilván y te coloqué el pelo en su sitio, en el mismo lugar de dónde lo había cogido, pero modificado y mejorado.
Sólo yo sé cual es ese pelo, tú, ya te digo que ni te diste cuenta.
domingo, 14 de marzo de 2010
viernes, 5 de marzo de 2010
A de amarillo.
Aquel al que yo alimente
de verde y de amarillo
Aquel al que yo toque
el odio y el oído
Aquel que sea hierba,
savia nueva y oro.
Aquel al que yo ame
no será más que un soplo,
un minuto muy lento.
de verde y de amarillo
Aquel al que yo toque
el odio y el oído
Aquel que sea hierba,
savia nueva y oro.
Aquel al que yo ame
no será más que un soplo,
un minuto muy lento.
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